Era un llanto de niño pronunciado por un cuerpo de hombre.
Eran palabras cubiertas de odio rellenas de amor.
- Dice mucho, pero no hace nada porque luego no puede vivir sin ella.
Quizá nos asombraba a ambas su forma de llorar ya que normalmente como dice Carmen Amoraga en "Algo tan parecido al amor": los hombres ocultan su dolor porque nosotras no estamos preparadas para que se derrumben.
Y quizá su boca mostraba odio, mientras que en su corazón solo se hallaba amor, porque solo se odia lo que alguna vez se ha querido, aquello que se ha llegado a amar.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario