No me había atrevido a mirar hasta ahora.
Lo cierto es que daba igual que no lo hubiera hecho antes, porque se han confirmado mis mayores temores: no había, no estaba.
Su espacio estaba ocupado por el TODO y la NADA, en su lugar había el más absoluto vacío, un vacío repleto en el que no cabía ni un centímetro cuadrado más del mismo.
Se acabó, pero no puede acabarse algo que ni siquiera empezó, ¿verdad?.
Aún hay sitio para mucho más.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy intenso y sincero. Precioso ;)
ResponderEliminarMe gusta tu blog.
Un saludo :)
Acabo de ver tu comentario, muchas gracias.
Eliminar