Cuando A le dijo sí, fue como si les negara a sus propios sueños la posibilidad de existir.
Cuando X le dijo si, obvió a aquella otra persona (Y) hasta del sentimiento de considerarse como tal.
Cuando Y escuchó el sí, una parte de sí pasó a simplemente parecer, a parecer que estaba, a parecer que era.
Y es que más a menudo de lo que creemos cuando hay un sí, lo que tu recibes es un no procedente de no sé sabe donde o dirigido a bien tu sabes qué.
Por eso antes de cada sí, comprueba la dirección de ese no que aparecerá en el mismo momento en que lo pronuncies o lo escribas, porque cada aceptación implica la presencia de renuncias.
martes, 12 de noviembre de 2013
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