martes, 6 de octubre de 2020

Ojos que no ven...


Hay martes que parecen lunes; bien porque aún te quede mucho por vivir, o porque la muerte solo haya comenzado.

Hoy es un día de esos. Un día de esos en los que empiezas a morirte un poco.

En los que piensas, ojalá eso que escribí un martes cualquiera de cualquier mes fuera cierto.

Pero ¿acaso no lo fue? La mente no distingue lo real de lo imaginario.


Por ejemplo te diré, que mi corazón lleva acelerado un rato, justo desde que recordé los besos que me diste.

Y eso que te tengo a más de 800 kilómetros.

También me acuerdo del porcentaje exacto de humedad que emitías empañando el cristal tras el que me mirabas.

O la fuerza de tus manos en contacto con las mías.

Incluso, la velocidad en el intercambio de palabras.

Sin olvidarme de la intensidad de tu risa.

O la frecuencia con la que pestañeabas mientras lo hacías.



No importa que todo lo que me dieras fueran emojis.

Que el cristal sea de una pantalla.

Si las palabras eran escritas.

O, tus carcajadas, en lata.

Y la mirada, grabada.


Off the record.

Inside me.

A pesar de que nunca lo enviara.


¿El qué? preguntarías, de haber leído esto.

Lo que te escribí sintiéndote a ti aunque nunca nos hayamos visto.