sábado, 28 de septiembre de 2013

Te dispones a intentar calmar tus ansias de tragarte, aún sin masticar, aquello que sabes que no puedes digerir.
Pero todos los medios a tu alcance te irritan aún más la garganta, que de pronto te arde.
Ardes en deseos de gritar, de mostrar tu enfado, tu ira. De golpear, de golpearte.

Pero todo aquello que podría ayudarte a suavizar la frustración que sientes ante la impotencia de no poder hacer nada, cada una de esas pequeñas acciones te recuerdan a ellos. Porque antes, no sabes cuando exactamente, solías hacerlas con alguno de esos alguien. Pero ya no, eso pasó a formar parte de tu biografía, de las batallitas que contar a tus futuros nietos.

Ya no formáis parte del mismo ente, ya no hay un nosotros, solo existe un yo y un ellos.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Él: (...) y tres años después, darte la vuelta en la cama y esperar encontrarte a la otra persona...

Ella: (...) es que yo tengo mi manera..., pues a mí es que su forma de querer no me gusta.


P.D. No es que el amor tenga dos caras, es que existe el amor, el desamor y la nada.

domingo, 15 de septiembre de 2013

No soy una masoquista a la que le encante llorar por llorar, pero tengo esa necesidad casi de forma perenne.
Es por eso que prefiero las películas, canciones y libros tristes, dan una razón a mis lágrimas.
Porque no hay nada más triste que esa cadena de lagrimeos constante que se forma cuando tus ojos se empañan sin causa aparente y por esa misma ausencia, tus ojos se vuelven a empañar una vez y otra vez más.
Ahí es cuando le veo su función a la cebolla: la de camuflar mis ganas permanentes de llorar.