lunes, 28 de septiembre de 2020

EN CUENTOS CON ROSA, HISTORIAS DE DOS PERSONAJES, CARMÍN Y CHOCOLATE

 

Este es uno de tantos #RelatosDeCuarentena; para mí, el primero. Porque está siendo compartido. No es mío, es nuestro.


He sido muy feliz los miércoles y sábados a la hora de #LaBuenaSuerte (7 p.m.); de miércoles a sábado y también de sábado a miércoles.
He sido muy feliz, primero, “a solas” #RosaMontero y yo, cada una en su pantalla; y luego con ellos: con los #EscritoresDelMundo. Leyéndolos y siendo una osada por intentar mejorar sus #RelatosYCuentos al ser la novena de las 8 maravillas del Equipo de Edición del tomo “Carmín”.
Por separado, pero dos veces por semana –en un taller que podría haberse llamado #EscribeConRosaMontero#JuntosACrearLiteratura. Ya que se #EscribeSiempre, en cualquier momento, es la #CulturaCreativa que tan bien explica ella misma en el extracto de su columna de #ElPaís del 6/09: “La piedra de la esperanza y el panal de abejas” (a continuación).
Estos encuentros con Rosa, se transformaron a #EnCuentosConRosa. Son #HistoriasDeDosPersonajes, historias de 168 personas contándome a mí. Y la #EditoriaLiterálika va a publicarlas en dos tomos: #ChocolateYCarmín.
#CreatividadLiteraria hecha eBook, disponible en #Amazon a partir del 30/09.
Al unir letras, me uní yo –sin todavía saberlo– a un proyecto de cooperación (nunca dos ´oes´ habían unido tanto). Y es que si tú también te unes estarás colaborando con ACNUR. Seamos virales, no víricos. Tu turno: léenos, #ImaginaYEscribe tu propia versión.

En palabras de la propia Rosa, nuestra abeja reina, que además prologará su semilla que con tanta dedicación ha hecho germinar:




"Esta bonita historia empezó el 14 de marzo, con el confinamiento. Era tal la angustia reinante que pensé en hacer algo para intentar animarnos un poco. Y se me ocurrió organizar encuentros en vivo en mi Facebook todos los miércoles y sábados. Muy pronto las citas se convirtieron en un taller de escritura creativa; fueron seguidas en directo por cientos de personas y en diferido por miles. Provenían de diversos rincones del planeta y se arremolinaron en torno a mí, pillándome tan de sorpresa con su apasionado entusiasmo que me vi arrastrada, o más bien levantada en volandas. Ese hermoso huracán me hizo volar.
Hicimos diversos ejercicios, y uno de ellos consistió en definir un personaje con sólo dos frases. Mandaron más de cuatrocientas definiciones; escogí seis, y entre ellas la gente votó dos. Para entonces llevábamos más de tres meses de taller y decidí poner punto final. Pero les sugerí que no dejaran de escribir y que redactaran un cuento en el que interactuaran los dos personajes. ¡Madre mía! Fue como tirar una piedra contra un panal de abejas: inmediatamente se levantó un enjambre zumbando y brillando y dibujando rizos en el aire. Rosely Dalterio dijo que deberían hacer un libro con los cuentos; Andrea Aquino propuso que yo escribiera el prólogo, a lo que accedí de inmediato. Enseguida la española Alejandra Albert y la mexicana Chantal Mas abrieron dos grupos de Facebook para organizarlo todo. Y se pusieron a revolotear y a fabricar miel de manera afanosa.
Para ello formaron varios equipos: de administradores, de editores y de diseñadores gráficos. Decidieron hacer dos libros y donar las ganancias a ACNUR. No tengo palabras para expresar la increíble labor que han desarrollado, el impecable nivel profesional. Al final reunieron ciento sesenta y ocho relatos; provienen de veintitrés países y sus autores tienen entre doce y setenta y seis años. Los he leído todos: son buenísimos, algunos en verdad extraordinarios. Ha sido una especie de fiebre colectiva, un brote de genialidad que se ha extendido como un incendio a través del mundo: casi puedo visualizar el globo terráqueo chisporroteando aquí y allá con el entusiasmado afán de estos locos divinos. Los libros saldrán el treinta de septiembre, en versión digital, en la editorial mexicana Literálika. Esta explosión de creatividad y empática alegría ha surgido en más negra noche de la pandemia. Todo lo han hecho ellos, incluso poner los títulos (En Cuentos con Rosa, Carmín, y En Cuentos con Rosa, Chocolate). Es una prueba innegable de que la luz y la esperanza existen" .
✍️Rosa Montero.
Iris

viernes, 25 de septiembre de 2020

A medias


Unas veces cambias de instituto en el último minuto. Y otras, de ciudad hace ya dos décadas.

Pero en ambas tienes la sensación de que no fue solo eso lo que cambiaste. Cambiaste tu futuro.

El pasado fue distinto por esos cambios. Cambios que no decidiste tú. O eso te dices: son cartas que te dio la banca. Cartas, que no supiste jugar. Porque hay algunas que puedes comprar, como un billete de vuelta. O una llamada, en lugar de un SMS de los de antes.


Escribir las cosas en su momento. O, mejor escribir su nombre. Ponerle una etiqueta detallada. Con detalles que desconocías: ¿espacios en blanco, quizá? Pero algo, mejor que nada.

O darle a borrar antes de enviar tu vida a la papelera de reciclaje, que irónicamente nunca se recicla.


Por mucho que la RAE recoja el significado de más de 87.000 voces, ninguna será como la tuya. Ella no registra tu mirada, ni el tono... de ninguna de ellas. Tampoco la danza de sus manos en el aire, ese aleteo con los mismos brazos que te llevaron al cielo, la segunda vez aun/aún sin tocarte


Y te preguntas el porqué. Y en tu interior, escuchas a alguien que dice ¿y por qué no?

Pero no hay motivos, ni razón. Solo locura. Fuiste una loca por callarte. Fuiste una loca por no hacerlo. Y lo sigues siendo por querer saber la respuesta a ese “y si...”. Los puntos suspensivos no son los mismos, pero sí existe el mismo suspense ante la otra realidad. Las otras realidades paralelas.

Y justo entonces te das cuenta de que si hubieras intentado resolver el primer interrogante, habría habido un vacío entre el signo de apertura y el de cierre.

Y por eso ahora no puedes parar de teclear para llenar la nada que hay ante ti. Huecos repletos de palabras sin sentido, que nadie puede darle mas que tú, aparte de al Enter.


Así que me veo atrapada al otro lado del espejo, en una espiral del silencio. Lo que no dije a un lado, lo que no entenderán al otro; y en mitad, yo.

Susurro palabras mágicas completando el hechizo, en un idioma en desuso en el que el azul es cielo y mar... y río. Y, solo por eso, abro la boca. Lo justo.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Huellas


En el momento justo en el que confiesa sus sentimientos hacia ti, dices que se ha hecho tarde, que tienes que irte.


Y él piensa que si esas mismas palabras las hubiera pronunciado la persona perfecta no te habrías marchado. Porque para ella siempre estás a tiempo.


Pero tú, mientras te vas, sabes que lo haces porque de no hacerlo no podrías mantener la distancia de seguridad. Tus manos se dirigirían a las suyas a pasos agigantados. Dejarías de ver sus ojos por mucho que los estuvieras mirando, la cercanía es lo que tiene: pierdes visibilidad, todo está nublado. Emborronarías con tus labios las letras susurradas en cada latido más y más rápido. Como si realmente el reloj se hubiera adelantado y el corazón quisiera alcanzarle y llegar primero, antes de que su boca confirmase que lo que habías oído estaba equivocado. Que sólo era tu frecuencia cardíaca hablando en morse.


Así que no te paras a escuchar nada que no sean tus pasos sonando sobre el asfalto al alejarte de la realidad. Huyes de un futuro, contigo y sin él. Escapas de lo que podría haber sido para poder volver. Creyendo que ese mismo instante te estará esperando una y otra vez. Tal cual lo dejaste. Olvidando que tú cambiaste de escenario y no le diste al pause. Pero la vida siempre sigue en playLos personajes son distintos también. Baja la mirada y levanta el pie: nunca es igual que ayer. Por mucho que sea el eterno ahora.