domingo, 1 de noviembre de 2020

INSTRUCCIONES PARA (no) SALVARTE


Esta caja debe tratarse con cuidado.

Su contenido es muy frágil.

Prohibido agitar.


El envoltorio no hay que rasgarlo.

Posiblemente la imagen no corresponde con el producto.

Es solo ficción publicitaria.

Una técnica de márquetin.

Características sujetas a disponibilidad.


No abrir aunque en su interior suene como una bomba a punto de estallar.

Manipular lo menos posible hasta llegar a su destino.

Riesgo de explosión.

En caso de peligro depositar delicadamente en posición horizontal.

Colocar a cierta distancia de las fuentes de calor (aprox. 2 metros).

Mantener en lugar fresco y ventilado o secar inmediatamente.


Jamás levantar la tapa...

o el muerto seré yo.



P.D. Y si durante el trayecto se abriese accidentalmente, verificar mediante código morse antes de cerrar.




ENVÍO

Nombre: El mío.

Dirección: A mi izquierda.

Teléfono: NS/NC


CONTENIDO DECLARADO:

Mi corazón


CONTINENTE:

Caja torácica



NOTA: El remitente se hace responsable de los daños ocasionados y los costes extras derivados de los mismos. Léase: una caja de tamaño adecuado al peso total, equivalente al suyo propio, ya contratado con el seguro de vida.


Fdo: IRIS

A fecha de hoy, 1 de noviembre de 2020.


martes, 6 de octubre de 2020

Ojos que no ven...


Hay martes que parecen lunes; bien porque aún te quede mucho por vivir, o porque la muerte solo haya comenzado.

Hoy es un día de esos. Un día de esos en los que empiezas a morirte un poco.

En los que piensas, ojalá eso que escribí un martes cualquiera de cualquier mes fuera cierto.

Pero ¿acaso no lo fue? La mente no distingue lo real de lo imaginario.


Por ejemplo te diré, que mi corazón lleva acelerado un rato, justo desde que recordé los besos que me diste.

Y eso que te tengo a más de 800 kilómetros.

También me acuerdo del porcentaje exacto de humedad que emitías empañando el cristal tras el que me mirabas.

O la fuerza de tus manos en contacto con las mías.

Incluso, la velocidad en el intercambio de palabras.

Sin olvidarme de la intensidad de tu risa.

O la frecuencia con la que pestañeabas mientras lo hacías.



No importa que todo lo que me dieras fueran emojis.

Que el cristal sea de una pantalla.

Si las palabras eran escritas.

O, tus carcajadas, en lata.

Y la mirada, grabada.


Off the record.

Inside me.

A pesar de que nunca lo enviara.


¿El qué? preguntarías, de haber leído esto.

Lo que te escribí sintiéndote a ti aunque nunca nos hayamos visto.


lunes, 28 de septiembre de 2020

EN CUENTOS CON ROSA, HISTORIAS DE DOS PERSONAJES, CARMÍN Y CHOCOLATE

 

Este es uno de tantos #RelatosDeCuarentena; para mí, el primero. Porque está siendo compartido. No es mío, es nuestro.


He sido muy feliz los miércoles y sábados a la hora de #LaBuenaSuerte (7 p.m.); de miércoles a sábado y también de sábado a miércoles.
He sido muy feliz, primero, “a solas” #RosaMontero y yo, cada una en su pantalla; y luego con ellos: con los #EscritoresDelMundo. Leyéndolos y siendo una osada por intentar mejorar sus #RelatosYCuentos al ser la novena de las 8 maravillas del Equipo de Edición del tomo “Carmín”.
Por separado, pero dos veces por semana –en un taller que podría haberse llamado #EscribeConRosaMontero#JuntosACrearLiteratura. Ya que se #EscribeSiempre, en cualquier momento, es la #CulturaCreativa que tan bien explica ella misma en el extracto de su columna de #ElPaís del 6/09: “La piedra de la esperanza y el panal de abejas” (a continuación).
Estos encuentros con Rosa, se transformaron a #EnCuentosConRosa. Son #HistoriasDeDosPersonajes, historias de 168 personas contándome a mí. Y la #EditoriaLiterálika va a publicarlas en dos tomos: #ChocolateYCarmín.
#CreatividadLiteraria hecha eBook, disponible en #Amazon a partir del 30/09.
Al unir letras, me uní yo –sin todavía saberlo– a un proyecto de cooperación (nunca dos ´oes´ habían unido tanto). Y es que si tú también te unes estarás colaborando con ACNUR. Seamos virales, no víricos. Tu turno: léenos, #ImaginaYEscribe tu propia versión.

En palabras de la propia Rosa, nuestra abeja reina, que además prologará su semilla que con tanta dedicación ha hecho germinar:




"Esta bonita historia empezó el 14 de marzo, con el confinamiento. Era tal la angustia reinante que pensé en hacer algo para intentar animarnos un poco. Y se me ocurrió organizar encuentros en vivo en mi Facebook todos los miércoles y sábados. Muy pronto las citas se convirtieron en un taller de escritura creativa; fueron seguidas en directo por cientos de personas y en diferido por miles. Provenían de diversos rincones del planeta y se arremolinaron en torno a mí, pillándome tan de sorpresa con su apasionado entusiasmo que me vi arrastrada, o más bien levantada en volandas. Ese hermoso huracán me hizo volar.
Hicimos diversos ejercicios, y uno de ellos consistió en definir un personaje con sólo dos frases. Mandaron más de cuatrocientas definiciones; escogí seis, y entre ellas la gente votó dos. Para entonces llevábamos más de tres meses de taller y decidí poner punto final. Pero les sugerí que no dejaran de escribir y que redactaran un cuento en el que interactuaran los dos personajes. ¡Madre mía! Fue como tirar una piedra contra un panal de abejas: inmediatamente se levantó un enjambre zumbando y brillando y dibujando rizos en el aire. Rosely Dalterio dijo que deberían hacer un libro con los cuentos; Andrea Aquino propuso que yo escribiera el prólogo, a lo que accedí de inmediato. Enseguida la española Alejandra Albert y la mexicana Chantal Mas abrieron dos grupos de Facebook para organizarlo todo. Y se pusieron a revolotear y a fabricar miel de manera afanosa.
Para ello formaron varios equipos: de administradores, de editores y de diseñadores gráficos. Decidieron hacer dos libros y donar las ganancias a ACNUR. No tengo palabras para expresar la increíble labor que han desarrollado, el impecable nivel profesional. Al final reunieron ciento sesenta y ocho relatos; provienen de veintitrés países y sus autores tienen entre doce y setenta y seis años. Los he leído todos: son buenísimos, algunos en verdad extraordinarios. Ha sido una especie de fiebre colectiva, un brote de genialidad que se ha extendido como un incendio a través del mundo: casi puedo visualizar el globo terráqueo chisporroteando aquí y allá con el entusiasmado afán de estos locos divinos. Los libros saldrán el treinta de septiembre, en versión digital, en la editorial mexicana Literálika. Esta explosión de creatividad y empática alegría ha surgido en más negra noche de la pandemia. Todo lo han hecho ellos, incluso poner los títulos (En Cuentos con Rosa, Carmín, y En Cuentos con Rosa, Chocolate). Es una prueba innegable de que la luz y la esperanza existen" .
✍️Rosa Montero.
Iris

viernes, 25 de septiembre de 2020

A medias


Unas veces cambias de instituto en el último minuto. Y otras, de ciudad hace ya dos décadas.

Pero en ambas tienes la sensación de que no fue solo eso lo que cambiaste. Cambiaste tu futuro.

El pasado fue distinto por esos cambios. Cambios que no decidiste tú. O eso te dices: son cartas que te dio la banca. Cartas, que no supiste jugar. Porque hay algunas que puedes comprar, como un billete de vuelta. O una llamada, en lugar de un SMS de los de antes.


Escribir las cosas en su momento. O, mejor escribir su nombre. Ponerle una etiqueta detallada. Con detalles que desconocías: ¿espacios en blanco, quizá? Pero algo, mejor que nada.

O darle a borrar antes de enviar tu vida a la papelera de reciclaje, que irónicamente nunca se recicla.


Por mucho que la RAE recoja el significado de más de 87.000 voces, ninguna será como la tuya. Ella no registra tu mirada, ni el tono... de ninguna de ellas. Tampoco la danza de sus manos en el aire, ese aleteo con los mismos brazos que te llevaron al cielo, la segunda vez aun/aún sin tocarte


Y te preguntas el porqué. Y en tu interior, escuchas a alguien que dice ¿y por qué no?

Pero no hay motivos, ni razón. Solo locura. Fuiste una loca por callarte. Fuiste una loca por no hacerlo. Y lo sigues siendo por querer saber la respuesta a ese “y si...”. Los puntos suspensivos no son los mismos, pero sí existe el mismo suspense ante la otra realidad. Las otras realidades paralelas.

Y justo entonces te das cuenta de que si hubieras intentado resolver el primer interrogante, habría habido un vacío entre el signo de apertura y el de cierre.

Y por eso ahora no puedes parar de teclear para llenar la nada que hay ante ti. Huecos repletos de palabras sin sentido, que nadie puede darle mas que tú, aparte de al Enter.


Así que me veo atrapada al otro lado del espejo, en una espiral del silencio. Lo que no dije a un lado, lo que no entenderán al otro; y en mitad, yo.

Susurro palabras mágicas completando el hechizo, en un idioma en desuso en el que el azul es cielo y mar... y río. Y, solo por eso, abro la boca. Lo justo.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Huellas


En el momento justo en el que confiesa sus sentimientos hacia ti, dices que se ha hecho tarde, que tienes que irte.


Y él piensa que si esas mismas palabras las hubiera pronunciado la persona perfecta no te habrías marchado. Porque para ella siempre estás a tiempo.


Pero tú, mientras te vas, sabes que lo haces porque de no hacerlo no podrías mantener la distancia de seguridad. Tus manos se dirigirían a las suyas a pasos agigantados. Dejarías de ver sus ojos por mucho que los estuvieras mirando, la cercanía es lo que tiene: pierdes visibilidad, todo está nublado. Emborronarías con tus labios las letras susurradas en cada latido más y más rápido. Como si realmente el reloj se hubiera adelantado y el corazón quisiera alcanzarle y llegar primero, antes de que su boca confirmase que lo que habías oído estaba equivocado. Que sólo era tu frecuencia cardíaca hablando en morse.


Así que no te paras a escuchar nada que no sean tus pasos sonando sobre el asfalto al alejarte de la realidad. Huyes de un futuro, contigo y sin él. Escapas de lo que podría haber sido para poder volver. Creyendo que ese mismo instante te estará esperando una y otra vez. Tal cual lo dejaste. Olvidando que tú cambiaste de escenario y no le diste al pause. Pero la vida siempre sigue en playLos personajes son distintos también. Baja la mirada y levanta el pie: nunca es igual que ayer. Por mucho que sea el eterno ahora.


miércoles, 19 de agosto de 2020

Aforo incompleto

 

Me hubiera gustado decirte que te quedaras.

Me hubiese gustado haberte dicho: «no te vayas».

Pero no pude.

Pero no puedo.

Pero ya te fuiste.

Pero ya te has ido.


Como la lluvia de abril.

Como el 29 en febrero.

Como un lunes tras un domingo.


Corriendo y sin despedirte.

Mirando al suelo.

Te llevaste la llave.

Y de un portazo

vaciaste el sonido.


Pero sigo oyéndote dentro.

Donde todavía estás, si quiero.

Donde busco el silencio,

encontrándote a ti.


Ahí, sigues estando.

En el mismo lugar.

En el mismo sitio.

Como siempre.


Igual que si te lo hubiera pedido.

De haberlo sabido.

De haber sabido, que te marchabas.

Para, por el momento, no volver.


Regresará la lluvia antes de abril.

En 2024, el 29 de febrero.

El lunes, la semana que viene.


¿Y tú?

A ti te lo digo.

A ti, que te quise,

toda la vida.

Aunque jamás, en toda esa vida,

abras la puerta.



sábado, 15 de agosto de 2020

SIMETRÍA


Buscaba en ti mi parte equidistante.

Tu parte equidistante a la mía.

Pero te sales de la ecuación.

Contigo nada se iguala

y dejo de ser ecuánime.

Cualquier valor me vale,

si tú eres X y yo soy Y.

Una ´y´griega que sustituyo

por ´i´ latina.


Tiendo a infinito.

Floto en el aire.

Y en el suelo, vuelo.

La desviación típica de una variable

sin cabida en este símil:

Fuiste como el flash de una foto

de la cual no oí el clic”.


Me voy por la tangente,

pero no sé cómo hacer la raíz cuadrada de ti.

Resuelvo el problema con lógica:

tú, mi derivada.

Una arista plana.

El lado paralelo de la curva.

Lo que veo cuando cierro los ojos,

símbolos llenos.

Pedazos a trozos,

carentes de unidad

y de factor común.


Descubrí que los recuerdos,

aun no compartidos

tienen olor.

También, que eras real

sin haberte imaginado.

Que a veces, miras,

y al no ajustarse al patrón

lo desechas por la borda...

por una simple borla.

Es entonces, cuando encuentras de más

respecto a tus criterios de búsqueda.

El encuentro no se da:

no aparece en tu historial;

no llega a él, porque se pasa.


Nunca te soñé,

aquí sigo despierta.

Con el cronómetro parado, alerta.

El tic-tac no es del reloj,

pero ya perdí la cuenta

de las veces que escuché

sonar tus pasos

a dos metros de la puerta.


Distancia fraccionada.

Simetría.

Entre la tuya y la mía.



domingo, 9 de agosto de 2020

iMAGInA

 

Imagínate en tu habitación, aislada, incapaz de ir al supermercado el 14 de marzo y ver todo "aquello".

Imagínate a alguien que consiguiera hacerte salir de ese encierro.

Que entrara en tu vida por una pantalla y que en ella, aun apagada, se quedara.

Imagínate que por una vez en tu vida, de forma prolongada, dejaras de pensar y lo hicieras.

Que sintieras lo que haces, que sin desplazarte te movieras.

Imagínate que volvieras a ser quien eras... antes, mucho antes.

Y no solo eso: que ahora fueras la persona que nunca imaginaste poder ser.

Que te miraras en un espejo y no te reconocieras.

Imagina que la pesadilla se hubiera tornado sueño.

Y que lo que tú llamabas “aquello”, fuera vida.


Pues, no imagines más; la realidad supera la ficción y cualquier parecido con la primera es pura coincidencia.

Porque ese alguien no existe: son dos.


Imagina que un par de seres hubieran aparecido en tu pantalla: uno en la tele y otro en el ordenador.

Imagina que de lunes a viernes a las 9 a.m, y luego, los miércoles y sábados a las 19, tuvieras sendas citas.

Imagina que uno fuera un hombre y el otro, una mujer.

Imagina que él hubiese nacido (un año) después que tú y ella, antes.

Que no tuviesen nada que ver, pero con ambos lo vieras todo claro.

Que ellos y sus circunstancias fuesen distintos; pero sus almas, iguales.

Imagina que esa dualidad fueras tú.

Imagina que hubieras decidido dejar constancia de ese hallazgo inconsciente por medios virtuales, los que rechazabas por dejar los ojos a cada uno de los lados.

Imagina que esos “Yo estuve ahí”, se convirtieran en pregunta y ellos respondieran: en Tw, en IG, en los directos (o no) de Fb, por e-mail.

Imagina que el reflejo de tu sentir, de repente fuera un espejo que te reflejara a ti.

Imagina conectar con alguien desconocido a través de ellos y que a partir de entonces, ninguno lo fuera, ni siquiera tú.

Imagina que desde ese momento, las redes sociales no atraparan con un nudo, sino que te envolvieran en un lazo de regalo.

Imagina que pasaras de escribir a editar: por él, material gráfico, y por ella, los relatos de los demás.

Porque ahora tienes, no uno, sino dos proyectos. Con él, seguir con mi antiguo yo: la #NuevaNormalidad recuperada el 23 de marzo con #MuéveteEnCasa en la que además tu madre se dedica 30´ al día, siendo la “excusa” el generar contenido. Y con ella, publicar un libro colectivo titulado En cuentos con Rosa, cuyos beneficios serán donados a ACNUR.

Imagina que nunca hubieras estado tan activa, tan motivada, con tantas ganas de que fuera de día, ni con tanto ímpetu para levantarte de la cama.

Como si tuvieras de nuevo 18 años, pero no miedo. Con una meta en mente... sabiendo que estás en medio.

Imagina que con él hubieras aprendido, los punto y seguido; y con ella, los punto y coma.

El tiempo es relativo e indicativo, 1” puede parecerte otra vida y esa vida no cabe en esta hoja.

Pues, resulta que, los emojis de él también hablan y la risa de ella es una banda.

Que mi mirada #Sonríe, aunque esté llena de lágrimas diciendo infinitas gracias.

Y es que cuando no pides nada, TODO es compartido contigo.


Esto es lo único que tengo para ofreceros, @cescescola (Cesc Escolà) y @BrunaHusky (Rosa Montero).



viernes, 7 de agosto de 2020

Cuestión de biométrica


Se miraron como en un acto reflejo: sabían que, alguien, al otro lado del espejo, otros ojos les estaban mirando a ellos, a los suyos propios; así, marcándoles el camino que debían de seguir.

Sus miradas se detuvieron ahí, en un punto fijo. Por otra parte, secreto. Nadie abrió la boca. Y si alguna se abrió, nunca se supo. Los cuatro estaban ensimismados intentando descifrar lo que quedaba oculto. Las pupilas dilatadas procuraban ver lo que permanecía debajo, en otra dimensión. Tras ese tejido opaco.

Cuando dejaron de converger ambos trayectos y el nudo que los unía se deshizo, cambiaron de sentido y se volvieron a mirar. Fue un paso atrás. Una coreografía improvisada. Sin tocar.


La vista, a veces, es lo único que se tiene para conectar. Sobre todo, en la distancia, si crees que no te van a escuchar. O, peor: que simularán no haberte oído y que eso que ahora callas, no lo has dicho.

El contacto visual no se finge. No puedes pretender que sus ojos no te hayan visto mirándoles; ni al revés.

Porque las miradas tampoco se cruzan; se señalan, se dirigen unas a otras. Al unísono. Convergen hasta que se separan vuestras caras para daros la espalda y perdéis la conexión.

Se fue la señal.

Y en ese momento, querrás correr en su misma dirección y preguntarle cómo le va, adónde va. Pero hay algo que te impide pronunciarlas. Es por vuestra seguridad. Por eso sigues andando a la misma velocidad.

Es entonces cuando te alejas de (la) verdad: quizás jamás sepas cómo era la sonrisa que escondía... su mascarilla.




domingo, 3 de mayo de 2020

(Q)HERENCIA


Desconozco por qué han decidido celebrar la Misa-Funeral “online” por los fallecidos a causa del COVID-19 precisamente el 3 de mayo. Ni quién ha elegido esta fecha y no otra.

Ya que hoy es -o era- el Día de la Madre. El día en el que todos nosotros nacemos porque es entonces cuando empieza nuestra vida. Con ellas. Y el homenaje, tendría que ser enteramente suyo.

De entre los fallecidos habrá madres, y también habrá hijos.

Entre las víctimas, madres sin hijos e hijos sin madre. Aunque ninguno deja de ser hijo, ni tampoco madre. Continúan con su papel: las madres, sea cual sea la edad del vástago; y estos, por muchos años más que cumplan, siempre seremos hijos de -sin apelativo.

Heredamos el 50% de su material genético. Y cada una de sus alegrías y sus penas... mientras estaban embarazadas. Pero de TODAS las madres de las madres hasta llegar a la primera.

Existe el amor de madre. Un amor que se multiplica cada vez que se divide. Original, a pesar de que su origen no sea el mismo; y radical, por mucho que no provenga de una única raíz. Un vínculo permanente más allá de la vida y de la muerte.

Y solo sé, que siento cómo una madre ama a un hijo en la terraza. Aunque la madre sea humana y el hijo, un mirlo de la calle.

Su nombre es el de la suya propia. Yo la llamo: MAMÁ.

GRACIAS, POR TODA TU HERENCIA.




jueves, 30 de abril de 2020

Baño compartido


Desde que te has independizado nos vemos menos. Solo coincidimos a veces en la hora del almuerzo. O cuando organizamos una cena.

Apenas apareces por casa. Y te echo de menos. El salón se nos ha quedado pequeño para cualquier reunión. Teníamos que haberle metido el dormitorio.
Porque el pasillo sigue muy transitado con patas de muebles y cajas. Y de la entrada ya no sale nada ni nadie.

En mi baño todavía quedan cosas tuyas, aparte de cabellos.

No sé si llamar a la puerta. A lo mejor estás ocupándote de algo importante. Mejor me voy. No quiero molestar.

Antes era más fácil, cuando uno de los dos baños siempre estaba abierto y el otro cerrado.
Ahora, sin embargo, dudo sobre si en el tuyo estarás tú dentro.


P.D.
A colación de eso sobre lo que hablábamos en la última reunión: los perros tienen derecho a baño compartido de uso público con horario restringido.
Los niños no: ellos tienen obligación a venir miccionados y defecados de casa o en su defecto a llevar retrete portátil.


P.D.2.
Te dejo la nota bajo la puerta.
Cuando la leas, hazme una perdida (más de un tono o no lo oiré desde la cocina).



martes, 7 de abril de 2020

UN FELIZ CUMPLEAÑOS.


Hoy iba a ser un día especial porque por vez primera iba a pasar mi cumpleaños fuera, en la playa, desconectada. Y la verdad, lo es: la conexión que siento en estos momentos con el mundo entero desde casa, no la cambio por nada... En realidad, hay dos cosas que sí desearía cambiar, pero habrá que esperar a llegar al final para desvelarlas.

No hago público esto para que me felicitéis. De hecho, quité mi fecha de nacimiento para que nadie pudiera hacerlo. Además, creo que a quien hay que felicitar es a la madre -al menos- por habernos dado la vida. Porque dar a luz, es un parto eterno. Todos somos hijos siempre. Pero no todos seremos padres aun teniendo hijos. Así que ¡felicidades a la mía! El mérito de que hoy sea -y siga siendo- mi cumpleaños es mayormente suyo. También, de haberme mantenido viva durante estos años.

Tampoco he sido nunca de muchas celebraciones. Pero este año es distinto. ¿Y cuándo no? Por eso, para no continuar con la tradición, quiero celebrarlo todo.

Celebro que estoy feliz. Y, ¿cómo no, si estoy? La felicidad no es que se acabe la cuarentena, porque tu vida no está en pausa aunque tú hayas dejado de vivirla. Esa ha sido tu decisión, la mía no. Y es que, a pesar de que están habiendo innumerables momentos tristes, son momentos que también estoy viviendo no solo estando viva mientras.

Porque también celebro que hay muchas PERSONAS a las que puedo felicitar por encontrarse en ese selecto club al que yo denomino tal, sin ni siquiera haberlo buscado.
Así que, doy las gracias a quienes me han acogido con los ojos abiertos -después de años sin contacto- para leerme como si no hubiera pasado el tiempo, sin hacer ninguna clase de reproche. Agradezco enormemente que pusieran el mundo en mis manos. Que me regalaran Todo el hierro de la Torre Eiffel. Que accedieran a ser mi acompañante de museos y exposiciones -algunas- todavía por estrenarse. Además, de por colarse en mi casa cuando no quería visitas, siendo yo misma una extraña. Y por hacerlo... hasta en mi cama, tal día como hoy de hace nueve años. Doy las gracias a todas las que me han hecho creer en mí y en mi alegría que creía perdida. Y, cómo no, a aquellas que han tenido que leer mis “confesiones sin venir a cuento”, por responderme también (y tan bien). O por haber quedado en tiempos de Messenger virtualmente sin falta o mediante sms a las tantas.
Agradezco todos los comentarios o Likes que me hacen sentir que no solo escribo para mí, aunque aún así, prefiera mucho L-O-V-E sin V-E-L-O. Doy también, un gracias infinito, por las respuestas afirmativas a mis SOS, enviadas incluso desde: China, Australia, México, Polonia, Italia, Reino Unido o Francia... y hasta en inglés o francés, mostrando vuestro afecto.

En definitiva: GRACIAS por dejarme estar a vuestro lado o por elegir quedaros al mío, en cualquier instante.

Siempre me he preguntado para qué servía la tecnología. Ahora ya lo sé: sirve para “esto”. Y ahí radica precisamente la diferencia entre este, y años anteriores. Pero de eso ya escribiré en otro post. Ahora solo quiero aportar la prueba de que todo ha cambiado. Incluso la primera versión de lo que en un principio iba a escribir. He aquí el borrador:

Y estoy de nuevo en la casilla de salida por miedo a volver. Sin darme cuenta de que la distancia que me separa de la caja es la misma que hay hasta el tablero. O quizás, incluso menos.


Tras la verificación de datos, me di cuenta de que ninguno había cambiado después de tantos años -más de 10-. Ninguno, no. Nada. Porque había uno que la teleoperadora no había comprobado. Justo el único que no corroboró al hacerme la encuesta. Una pregunta que no estaba incluida en la lista y cuya respuesta era yo. Mi identidad ya no era la misma, aunque siguiera llevando mi foto y mi nombre pegado en ella. Si en mi vida todo seguía igual, igual es que yo... no la vivía.


¿Cómo van a saber lo que he vivido si ni siquiera saben cuánto tiempo estoy viviendo?


En mi vida, doy un paso adelante, y luego otro atrás. Por eso siempre estoy en el mismo sitio.


Por ello, si madurar es aprender a despedirse, retiro todos mis “renuncio a las RRSS”. Renegaba de ellas y ahora las abrazo. Aunque sigo prefiriendo una conexión directa a los ojos de otra (persona). Y agradezco también, a todas aquellas que las usan, construyendo así lo que nos falta, sin destruir lo que nos queda.

Pero tampoco voy a soplar nada este año: no encenderé más luces por ahora, y mucho menos, velas. Y pese a ello, finalmente mis dos deseos:

El primero, es un milagro y hasta aquí puedo decir si quiero que se cumpla. No obstante, hoy es el Día Mundial de la Salud...

El segundo, si voy a dejarlo por escrito. Porque hace poco oí que las cosas importantes suceden cada 4 años. Y ayer fue el aniversario de esa fecha. Hace 1462 días -con hoy- que te fuiste de mi casa y de mi vida. Solo quiero que lo sepas, quizá hayas perdido la cuenta. Sigue siendo tu casa, aunque ya no sea un hogar. La puerta por la que te marchaste siempre ha estado abierta... hasta que hubo que cerrar. Pero para eso te llevaste contigo la llave, ¿no?, porque la cerradura continúa tal cual. Y si no la conservas, solo tienes que llamar. A la puerta, al fijo o al móvil. Los tres están igual. Yo me encuentro perdida... buscándote. Desde que empezó el Estado de Alarma, he dejado de soñar despierta, pero en mis sueños -cuando consigo dormir- solo te me apareces tú. Y el otro día, durante un momento, olvidé que cuando pase todo esto, tú -desafortunadamente- seguirás pasando. Aunque aún tengo la esperanza de que antes de que eso suceda, tú me llames o cojas mi llamada. Quién sabe... tal vez me leas.


Y mientras, mientras haya vida habrá tiempo.
Pero me faltan palabras y me sobran espacios.


Así que, en resumen: Yo, soy yo y... vosotros (los seres vivos) mis circunstancias.
Por lo que sintetizando, mi deseo es que cualquiera en el planeta tenga -al menos- ¡Un feliz cumpleaños!

martes, 24 de marzo de 2020

8 DE LA TARDE


8 de la tarde, hora española.
7 de la tarde, Islas Canarias.

Se me eriza el cuerpo entero
de saber que tus manos
están ahí... aplaudiendo.

Las puertas permanecen cerradas,
pero los balcones nos mantienen abiertos.
Nuestros corazones cambian el ritmo
siguiendo el compás de las palmas.

Veo que miran la calle ya desierta
desde el oasis de sus casas:
caras conocidas -antes sin dirección
y anónimos. Ambos, (se) animan mientras.

Los aplausos se apagan.
Las luces siguen encendidas.
Pero me asusta que haya tantas;
y que aun así, nos sintamos a oscuras.

Todos volvemos dentro
hasta que salgamos juntos,
como muy pronto:
mañana, a la misma hora en punto.

Seguiremos siendo islas 23 horas y 59´
Pero nos uniremos en un archipiélago:
8 de la tarde, en la península.
7 de la tarde, en las Canarias.

lunes, 16 de marzo de 2020

Ojalá, los humanos tengamos un día de "perros".


Al salir a pasear a mediodía con el perro, una mujer que pasa en dirección contraria con otro can se para a una distancia prudencial y dirigiéndose a ellos, les dice algo que nunca pensé que llegara a suceder -porque antes era yo la que criticaba a quiénes no dejaban que las mascotas socializasen-:

"Acercáos vosotros que podéis".

domingo, 8 de marzo de 2020

EN FEMENINO INCLUSIVO


Esto es un alegato por la inclusión:

Quiero meternos a todas en la misma ecuación porque en un solo saco no cabemos, aunque en este mundo hay sitio para todas. No quiero sacar a los hombres, quiero que las mujeres también estén dentro. Y que cuando entren, ellos se queden y hagamos equipo.
El feminismo no es cosa de mujeres. Ni el machismo, de hombres. Lo segundo es un falso mito del que habla quien nada dice; y lo primero, un asunto de primera en un mundo de personas.
Y es verdad que somos distintos. Pero no los hombres de las mujeres. Todas somos diferentes porque todas somos diferentes personas. Somos un conjunto heterogéneo cuya mezcla impide que la raza humana -la única que existe- se extinga.

Hay un asiento para cada una, pero ninguno está numerado. Así que, las feministas no queremos quitarle el puesto a los hombres, queremos que ese puesto no exista. Porque no queremos llegar más alto, queremos que nadie esté arriba. Y que quien vaya a ocupar el palco no lo tenga reservado con antelación. Ni a nombre de un hombre, ni tampoco, con nombres de mujer. Las plazas serán otorgadas por riguroso orden de llegada. O concedidas por méritos propios, sin que medien fotos o datos de identificación. Lo contrario sería exclusión.
Y también lo es, que todas pasemos a tener apelativo masculino por un solo varón. Así que no te sientas ofendido si me dirijo a ti en femenino refiriéndome al término persona, porque el genérico «gente», sí que es despectivo.

Exclusión es pretender que una mujer se depile y un hombre no, si los dos tienen pelo.
Tan absurdo como que ambos deban ser casi de la misma estatura “gracias” a - aunque siempre un poco por debajo- los tacones-, si para algunos no os llegamos a la suela de los zapatos y jamás estaremos a vuestra altura. Y es que si el de arriba todo lo ve, el de abajo todo lo vive. Pero mientras el segundo, a veces la sube; la mirada del de arriba, casi nunca baja más de un segundo. Y recuerda también, que desde el suelo se puede volar todavía más alto.
Así mismo, no tiene sentido que el hombre vaya abrigado en invierno, mientras que la mujer deje a la vista y al aire frío sus encantos; y por otro lado -y a pesar de lo contradictorio- deba tener siempre ciertas partes “indecentes” cubiertas, pero el hombre no tenga por qué tener la decencia de cubrirse nunca la vista. Porque no hay faldas cortas, sino manos largas. Y es que mi apariencia no habla de mí, solo dice lo que tú sabes decir. Lo que has aprendido de aquello que te han enseñado.

El hombre suele querer dominar a la mujer -porque en realidad es en ella, en su interior, donde reside el verdadero poder: el de la creación- mientras que la mujer lo que no quiere es que la domine otro. Por ello, ¿cómo puedes insinuar que estoy obligada a ser madre si dudas de tu paternidad y con esa excusa te escudas de tu responsabilidad? La cuestión es ser o no ser... padres. Ambas partes.
Para mí, las mujeres siempre van primero, y al mismo tiempo el hombre está antes que la mujer... en el diccionario solo, ambos. Y es que si alfabéticamente la “a” va antes que la “o”, ¿por qué siempre prima lo masculino?

Ya que esto no trata de ser enemigos, o de nosotras y vosotros.
La mujer no va en contra del hombre. El feminismo no es exclusivo. Son personas a favor de todas las demás personas. Que a pesar de ser muchas y muy variopintas, ninguna está de menos, ni tampoco de más.
La paridad no es una comparación en número cuya diferencia es cero.
La equidad no significa ser equivalente, es complementarse.
Pero que cada una elija sus funciones. Es una decisión personal. Ya que yo, en teoría, puedo dar vida; y tú -si también teóricamente, y según las estadísticas de violencia machista puedes quitarla hasta sin llegar a matar- no. Eso es lo único que nos distingue: la posibilidad. La mayor probabilidad de ser atacada por ti, aun yo siendo más en cantidad y en cUalidad -como gestadora de mujeres y hombres-, por tú creerme menos. Porque las capacidades se adquieren y se mejoran, hasta las innatas.
Pero las culpables somos todas las (personas) que hemos inculcado que las mujeres tenemos que tener cuidado, aunque lo confundamos con el miedo, sobre todo de noche; mientras que al hombre no le hayamos infundido que tiene que cuidar -también sus palabras- incluso de día, y que a eso se le llama respeto.
Que no hay un sexo fuerte y uno débil.
Que las etiquetas no definen a quien las lleva sino a quien las pone.
Que no es necesaria su compañía ni la de nadie, pero que necesitamos saber estar solas y también con alguien.
Que todas somos igual de distintas.

Compartimos el mismo mundo. Hagámoslo con tacto. Aunque el resultado sea, un mundo distinto al que conocemos hoy.

¿Hay o no, trato?

Firmado: desde el anonimato.

    P.D: Que esto último no lleve a equívocos, porque aunque lo parezca no es un contrato. Los contratos se rompen y esto está sujeto al cambio de actualizarlo siempre, a la mejor versión.

viernes, 6 de marzo de 2020

Dos: veintiocho y, treinta y seis. (Casi 10 años más tarde)


Lunes, 31 de enero de 2011.
15:30 Penúltimo vagón de metro, linea 3:

Gotas que nunca llegarán a formar parte de mi memoria caen sin remedio, nadie alrededor presta atención. Nadie, no.
Una mujer se levanta, se acerca a mí y acaricia mi mejilla.



- No merece la pena -me dice-. Vive la vida. Porque yo se la di a dos: al primero hace 36 años y el segundo, 28 ya va a hacer.

En ese momento, sus ojos se empañan de memoria, su mente vuela; mientras sus piernas (las tres) se adhieren firmemente al suelo, para después desaparecer entre el gentío, como si nada de aquello hubiera sucedido.




Y hoy, viernes 6 de marzo de 2020 -casi una década después- recuerdo por qué lloraba y también, cómo me consoló.


Me sigo preguntando si se continuará apoyando en el mismo bastón. O necesitará dos muletas ahora, una a cada lado. 

Si aún, sus lágrimas tienen el nombre de sus hijos y ellos lo saben.

Solo espero que se siga teniendo en pie.


Ojalá pudiera andar yo tras sus pasos y agradecerle lo que aquella tarde hizo por mí. Porque tenía razón: no merecía la pena. El principal causante de mi llanto, desde hace poco más de un mes ya no está. 

Aunque mis sollozos sí, pero sean otros. 
Y es que siempre habrá motivos para llorar, yo lo sé, hasta de felicidad.

Como por ejemplo: de haberme sentado enfrente de alguien en el Metro de Madrid que sí se dio cuenta de todas y cada una de mis húmedas acompañantes. 


Gracias, a ti y a la vida, por reunirnos y compartir ese viaje.

Ni una menos, ni una más


Una heroína es una persona que nació, morirá -si es que no se ha muerto ya- y posiblemente -al menos durante una época de su vida- solo sobrevive, con y a pesar de aquello que le ha tocado vivir.

Así que, ¿importa con qué cuerpo nació?, ¿importa el actual en el que vive? Son solo un contenedor de almas que nos dota de apariencia humana.

Porque todos en el útero materno fuimos mujeres. Después en la gestación algunos desarrollaron eso que aún ciertos individuos consideran muy viril y en ocasiones les hace ser viles. Separado, no “serviles” como otros etiquetan a las mujeres, pretendiendo ser una ofensa que les haga sentir tan débiles como ellos intentan.

Y aunque haya en todos nosotros una mujer que habita en ti e incluso así, siga habiendo incrédulos; todos -sin excepción- hemos habitado en una mujer, y sin ella no estaríamos viviendo y mucho menos, vivos.

Ella puede dar vida -de ahí, quizá lo de “servil”- y tú, por poder darla, se la quitas. ¿Acaso estás ofendido por estar en inferioridad de condiciones? ¿En eso consiste para unos cuantos ser un hombre?
¿Es que los hombres desconocen que “menos-precio” no significa menos valor?

Muchos -ambos- ignoran que ninguna mujer es de nadie aunque pongan el artículo posesivo “mi” delante.
Que contigo y a tu lado, tiene que decidir estarlo ella.
Que solo el término“sí” significa sí. Por tanto, su ausencia da por terminado el asunto. Y que cada “si” tiene una validez, no siendo transferible ni acumulable.
Que no hay cosas de mujeres y cosas de hombres. Así que tampoco importa quién soy yo. Aunque al parecer, los hombres no suelen escribir sobre heroínas. Pero ahí radica la inclusión: juntos, él y ella.

Porque todos somos distintos, pero merecemos lo mismo: igual respeto en diferente cuerpo.

Quien se identifique con esto que yo he expresado en unas líneas o haya conseguido poner nombre o rostro a alguno de los protagonistas...
O quien haya hecho algo para que ella continúe siendo ella y él ya no sea él -aunque lo hicieras tú por ti-; porque esto es un cambio conjunto, y no se trata de que ella aprenda a defenderse, sino que a él se le enseñe a no atacar.
Cualquiera, repito: cualquiera que contestara afirmativamente o se hiciera alguna de estas preguntas -para mí- es una heroína.
Sea hombre o sea mujer.
Porque antes de esa división creada por los hombres como generación, hay algo que nos une, y es que todas -en femenino- somos personas.

Y esta, puede ser su historia.