lunes, 7 de diciembre de 2009



Love Actually, otra de mis películas favoritas comienza así:
"Siempre que me siento pesimista por como está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto...".
Yo sin embargo al pensar en el aeropuerto me siento pesimista claro está que yo lo veo desde el otro lado: desde fuera de la puerta de salidas exáctamente.
Será mejor que me explique: el sábado pasado fui a despedir a unos amigos al aeropuerto nunca había estado en esa situación siempre había sido yo la que me había ido y había dicho "no os preocupeis, volveré pronto".

Para mí todas las despedidas habían sido duras porque había dejado atrás parte de mi vida pero ahora que lo he visto desde el otro lado creo que para la gente a la que dejas atrás es más duro aún porque si eres tú el que te quedas tienes que seguir con tu vida haciendo lo mismo que hacias antes como si nada hubiera pasado, pero ¿cómo vas a hacer lo mismo si hay algo que ha cambiado?. Todo sigue igual, como antes de que esas personas hubieran aparecido en tu vida pero es distinto a cuando empezaron a formar parte de ella: hay algo que no encaja, que falta; faltan tus amigos los que se han ido, y hay algo en su lugar, algo que no debía estar ahí: un hueco, un vacío imposible de llenar por mucho que lo intentes.

Cada día sigues con tu rutina pero esa rutina es diferente:
Te levantas miras hacia la puerta y la llave que colgaba de ella ya no está, tampoco hay desayunos nutritivos con nutella, más tarde cuando vuelves al piso esperas a que llegue esa persona, pero no llega nunca, ya no oyes sus pasos ni su voz; ya no escuchas sus risas ni el ruido de la escalera bajo sus pies, ya no cenas a las 12 de la noche ni hace falta que mires a ver si el agua está hirviendo porque ya no bebes infusiones a las 2 de la mañana ni por supuesto haces el ritual nocturno antes de irte a dormir, ya no escuchas las melodías de sus móviles ni la del tio cantando como un loco ni esa otra tan repetitiva, ya sólo hay silencio.

Es increíble como puedes acostumbrarte a una rutina y transformarla en tu estilo de vida en solo 2 meses y medio, pero más increíble aún es el no querer cambiarla aunque las personas que formaban parte de esa rutina ya no esté contigo.

1 comentario:

  1. ¡¡Dioss!! es el tercer comentario que te escribo, el estúpido cacharro este, que me da error.
    En fin, que me encanta esta entrada, si querías emocionar lo has conseguido, es preciosa, en realidad nunca he estado en esa situación, pero tiene que ser duro.
    Por cierto, mi mejor amiga también te lee, se llama Rocío y dice que le encanta como escribes.
    ¡Feliz Navidad! Nos vemos...el año que viene.

    ResponderEliminar