miércoles, 16 de septiembre de 2020

Huellas


En el momento justo en el que confiesa sus sentimientos hacia ti, dices que se ha hecho tarde, que tienes que irte.


Y él piensa que si esas mismas palabras las hubiera pronunciado la persona perfecta no te habrías marchado. Porque para ella siempre estás a tiempo.


Pero tú, mientras te vas, sabes que lo haces porque de no hacerlo no podrías mantener la distancia de seguridad. Tus manos se dirigirían a las suyas a pasos agigantados. Dejarías de ver sus ojos por mucho que los estuvieras mirando, la cercanía es lo que tiene: pierdes visibilidad, todo está nublado. Emborronarías con tus labios las letras susurradas en cada latido más y más rápido. Como si realmente el reloj se hubiera adelantado y el corazón quisiera alcanzarle y llegar primero, antes de que su boca confirmase que lo que habías oído estaba equivocado. Que sólo era tu frecuencia cardíaca hablando en morse.


Así que no te paras a escuchar nada que no sean tus pasos sonando sobre el asfalto al alejarte de la realidad. Huyes de un futuro, contigo y sin él. Escapas de lo que podría haber sido para poder volver. Creyendo que ese mismo instante te estará esperando una y otra vez. Tal cual lo dejaste. Olvidando que tú cambiaste de escenario y no le diste al pause. Pero la vida siempre sigue en playLos personajes son distintos también. Baja la mirada y levanta el pie: nunca es igual que ayer. Por mucho que sea el eterno ahora.


2 comentarios:

  1. Ostras... �� cuántos abrazos rechazados justo antes dejan la vulnerabilidad intacta, el misterio personal bien alto, y la alegría de vivir tan lejana... He estado allí algunas veces, leer tu relato es como volver a pisar ese suelo, aquí y ahora.
    Me ha encantado

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  2. Está basado en una escena de la serie "Cites", con la diferencia de que aquí el 'continuará...' sucede después de que se tenga que ir (en ella ya habían dicho 'corten').

    Muchas gracias.

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