domingo, 9 de agosto de 2020

iMAGInA

 

Imagínate en tu habitación, aislada, incapaz de ir al supermercado el 14 de marzo y ver todo "aquello".

Imagínate a alguien que consiguiera hacerte salir de ese encierro.

Que entrara en tu vida por una pantalla y que en ella, aun apagada, se quedara.

Imagínate que por una vez en tu vida, de forma prolongada, dejaras de pensar y lo hicieras.

Que sintieras lo que haces, que sin desplazarte te movieras.

Imagínate que volvieras a ser quien eras... antes, mucho antes.

Y no solo eso: que ahora fueras la persona que nunca imaginaste poder ser.

Que te miraras en un espejo y no te reconocieras.

Imagina que la pesadilla se hubiera tornado sueño.

Y que lo que tú llamabas “aquello”, fuera vida.


Pues, no imagines más; la realidad supera la ficción y cualquier parecido con la primera es pura coincidencia.

Porque ese alguien no existe: son dos.


Imagina que un par de seres hubieran aparecido en tu pantalla: uno en la tele y otro en el ordenador.

Imagina que de lunes a viernes a las 9 a.m, y luego, los miércoles y sábados a las 19, tuvieras sendas citas.

Imagina que uno fuera un hombre y el otro, una mujer.

Imagina que él hubiese nacido (un año) después que tú y ella, antes.

Que no tuviesen nada que ver, pero con ambos lo vieras todo claro.

Que ellos y sus circunstancias fuesen distintos; pero sus almas, iguales.

Imagina que esa dualidad fueras tú.

Imagina que hubieras decidido dejar constancia de ese hallazgo inconsciente por medios virtuales, los que rechazabas por dejar los ojos a cada uno de los lados.

Imagina que esos “Yo estuve ahí”, se convirtieran en pregunta y ellos respondieran: en Tw, en IG, en los directos (o no) de Fb, por e-mail.

Imagina que el reflejo de tu sentir, de repente fuera un espejo que te reflejara a ti.

Imagina conectar con alguien desconocido a través de ellos y que a partir de entonces, ninguno lo fuera, ni siquiera tú.

Imagina que desde ese momento, las redes sociales no atraparan con un nudo, sino que te envolvieran en un lazo de regalo.

Imagina que pasaras de escribir a editar: por él, material gráfico, y por ella, los relatos de los demás.

Porque ahora tienes, no uno, sino dos proyectos. Con él, seguir con mi antiguo yo: la #NuevaNormalidad recuperada el 23 de marzo con #MuéveteEnCasa en la que además tu madre se dedica 30´ al día, siendo la “excusa” el generar contenido. Y con ella, publicar un libro colectivo titulado En cuentos con Rosa, cuyos beneficios serán donados a ACNUR.

Imagina que nunca hubieras estado tan activa, tan motivada, con tantas ganas de que fuera de día, ni con tanto ímpetu para levantarte de la cama.

Como si tuvieras de nuevo 18 años, pero no miedo. Con una meta en mente... sabiendo que estás en medio.

Imagina que con él hubieras aprendido, los punto y seguido; y con ella, los punto y coma.

El tiempo es relativo e indicativo, 1” puede parecerte otra vida y esa vida no cabe en esta hoja.

Pues, resulta que, los emojis de él también hablan y la risa de ella es una banda.

Que mi mirada #Sonríe, aunque esté llena de lágrimas diciendo infinitas gracias.

Y es que cuando no pides nada, TODO es compartido contigo.


Esto es lo único que tengo para ofreceros, @cescescola (Cesc Escolà) y @BrunaHusky (Rosa Montero).



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